jueves, 16 de marzo de 2017

ACEITES ESENCIALES

Vivimos rodeados de olores artificiales que llenan nuestra casa y nuestra vida. Llenamos nuestras casas, tiendas y despachos de ambientadores buscando esa conexión con nuestro espíritu más puro, pero lo hacemos de un modo desacertado, porque hemos olvidado el poder de las esencias. Olvidamos que ciertos aceites, extraídos de diferentes partes de algunas plantas o de ciertas resinas pueden ayudarnos no sólo a “perfumar” nuestra vida, sino a despertar en nosotros la vibración mágica y del espíritu y que puede ayudarnos a desarrollar todo nuestro potencial en muchos sentidos. Al fin y al cabo, todos formamos partes de esa vibración espiritual primaria que culmina en la más pura magia.

Sabemos que la aromaterapia influye en esa vibración. Desde tiempos inmemoriales, los chamanes de todas las culturas se han ayudado de plantas secas, aceites y extractos para reforzar sus rituales y canalizar su videncia. En los rituales mágicos se utilizan preferentemente los aceites esenciales, puesto que son mucho más potentes. En cambio, para otro tipo de rituales, como las limpiezas espirituales o del aura por ejemplo, se suele preferir la utilización de plantas secas o jabones, para evitar una exposición demasiado potente, que podría provocar efectos no deseados en la persona que se somete a ella. A través del uso de los aceites esenciales en nuestros rituales mágicos, inspiramos vibraciones mágicas que elevan nuestro espíritu y nuestra conciencia a rangos más altos.

Hoy sabemos que en nuestra nariz hay infinidad de receptores olfativos que conectan directamente con el cerebro y el sistema nervioso. Y sin embargo, todas las culturas antiguas, aún sin tener los conocimientos físicos necesarios para saberlo, habían comprobado por ensayo y error que determinadas resinas y esencias de plantas permitían la conexión entre la mente consciente y el inconsciente, es decir, propiciaban la comunicación de la mente con las deidades y los espíritus.

El aceite esencial es lo más puro de la planta, su espíritu, su parte primordial. El aceite esencial recoge sus vibraciones y nos permite utilizarlas para mejorar nuestro entorno o nuestra receptividad de un modo sencillo. No olvidemos que los aceites esenciales son muy volátiles, dispersando ese espíritu de la planta con rapidez por el aire que nos rodea, para facilitar nuestra captación a través de las fosas nasales y de los receptores hasta nuestro cerebro.

¿Cuántas veces, al percibir un olor, nuestra mente se traslada a un lugar o a un momento de nuestra vida que habíamos olvidado o no teníamos presente? ¿Necesitamos más pruebas de cómo influye en nuestro espíritu los olores?


Sustituyamos esos terribles ambientadores artificiales por aceites esenciales de calidad que nos permitan no sólo deleitar nuestra nariz, sino que transmitan la fuerza y la vibración de las plantas a través de nuestra nariz hasta nuestro cerebro y espíritu. Al fin y al cabo, en los tiempos que vivimos, cualquier ayuda que nos permita canalizar nuestro potencial y armonizar nuestros sentidos ya es más que bienvenida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario