Casi todas las personas alguna vez han tenido la sensación
de estar en un lugar o de experimentar una situación en donde ya habían estado
a pesar de tratarse de la primera vez, una certeza muy rara de que las cosas
ocurrían por segunda vez. Esa extraña familiaridad se denomina déjà vu, y tiene
una explicación totalmente real.
Esta sensación dura de 10 a 30 segundos, y hasta el 96 por
ciento de la población afirma haber experimentado alguna vez un déjà vu (“ya
visto”, en francés), una “experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha
experimentado previamente una situación nueva”.
Se considera que el déjà vu es una anomalía del área de la
memoria y de vigilancia de la memoria, que hace que algo que vivimos por
primera vez parezca estar siendo recordado. Aunque no es posible determinar por
qué se produce en la amplia mayoría de los individuos sanos, se sabe que
algunas personas que padecen de epilepsia lo sufren justo antes de un ataque,
que precisamente se desarrolla en el lóbulo temporal del cerebro.
Se caracteriza por una convincente sensación de familiaridad
y también por una sensación de “sobrecogimiento”, “extrañeza” o “rareza”. La
experiencia “previa” es con frecuencia atribuida a un sueño, aunque en algunos
casos se da una firme sensación de que la experiencia “ocurrió auténticamente”
en el pasado.
La explicación proviene de una falla en la memoria, que deja
la impresión de que una experiencia está “siendo recordada”. Esta explicación
se ve corroborada por el hecho de que en la mayoría de los casos la sensación
de “recuerdo” en el momento es fuerte, pero las circunstancias de la
experiencia “previa” (cuándo, dónde y cómo ésta ocurrió) resultan bastante
inciertas. De la misma manera, más tarde se tiene un vívido recuerdo de haber
sufrido la experiencia de déjà vu en sí misma, pero ningún recuerdo de los
sucesos o circunstancias específicas que estaban recordando al vivirlo.
Se cree que es el resultado de un solapamiento entre los
sistemas neurológicos responsables de la memoria a corto plazo (sucesos que se
perciben como pertenecientes al presente) y los responsables de la memoria a
largo plazo (sucesos que se perciben como pertenecientes al pasado). Varios
expertos, además, consideran que la anomalía de la memoria sucede cuando la
mente consciente tiene un ligero retraso en la recepción de las entradas
perceptivas, o sea que la mente inconsciente percibe el entorno antes que la
mente consciente.
De esta forma, la conciencia percibe algo que ya está en la
memoria, pues tan sólo un instante antes pasó por el inconciente.
Además de la epilepsia de lóbulo temporal, se halló relación
entre el déjà vu y otras patologías como la esquizofrenia y la ansiedad. Se
cree que pueden ser descargas eléctricas indebidas las que disparen el déjà vu.
De la misma manera en la que la mayoría de las personas sufre alguna vez un
episodio epiléptico leve, que no implica patología como el espasmo repentino
que se da justo antes de quedarse dormido – sacudida hipnagógica –, se ha
conjeturado que una falla neurológica similar ocurre en la experiencia de déjà
vu, dando como resultado una sensación de memoria errónea.
Otra explicación es que se trata de un efecto
hiperdopaminérgico en las áreas mesial y temporal del cerebro, por ello algunos
fármacos pueden hacerlos más frecuentes.
El déjà vu se ha interpretado por mucha gente como una de
las formas en las que se presenta la precognición, la clarividencia o las
percepciones extrasensoriales, o incluso que se trata de visiones o hasta
recuerdos de una vida anterior.
Dado que la mayoría de lo que soñamos no es recordado
concientemente, el déjà vu podía ser además una memoria de sueños olvidados con
elementos comunes a esa experiencia.
Lo cierto, es que tener un déjà vu nos produce la sensación
de que algo extraordinario nos acaba de ocurrir, y de que no habrá explicación
posible para ello.
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