La gemoterapia, o uso de las piedras con fines benéficos y
curativos, nos muestra cómo debemos proceder a la limpieza de las piedras y
cuarzos que usemos pues así le quitaremos la posible negatividad que presenten.
Así le podremos sacar el máximo partido posible.
Existen diferentes maneras para hacerlo, todas bastante
sencillas y prácticas. Por un lado, simplemente poniendo la gema debajo del
chorro de agua fría dejando que fluya durante un rato.
Otro método es enterrar la piedra en sal marina durante seis
días, y al séptimo, llevarla al mar y lavarla con el agua marina. No hay que
olvidar que hay ciertas gemas que no pueden usarse con la sal, como por ejemplo
la esmeralda, el lapislázuli, el ámbar, o la selenita, ya que al ser una sal
tiene muchas probabilidades de disolverse.
Una vez purificadas las piedras, es importante mantenerlas
en un ambiente limpio, bien guardadas en un saquito de fieltro o tela de
algodón, y cuando las usemos, intentar quemar a la vez inciensos o velas de
olor.
Aunque las piedras en sí mismas posean unas cualidades y
características energéticas es recomendable darle al ritual un ambiente que
propicie la unión nuestra con el mineral. El uso de los olores ayuda a
conseguirlo.
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